sábado, 28 de junio de 2025

Todo a su tiempo

 La importancia de no apurarse a decidir

Vivimos en tiempos acelerados. Todo parece tener que resolverse ya: qué estudiar, qué hacer con tu vida, qué decir, qué responder, qué elegir. Pero la realidad –aunque no siempre nos la digan– es que las mejores decisiones no se toman apuradas, se toman pensadas, sentidas y procesadas con calma.

Tanto si estás transitando la secundaria como si te estás formando para ser preceptor, hay algo que tenés que grabarte: los procesos valen. La paciencia enseña. Y no todo lo importante se resuelve de un día para otro.


 No estás obligado a tener todas las respuestas.

En la adolescencia, muchos sienten que tienen que tener su futuro definido: ¿universidad o trabajo? ¿Qué carrera? ¿Qué quiero hacer con mi vida? ¿Estoy eligiendo bien?

Esa presión genera ansiedad, bloqueos, miedo a equivocarse. Pero es clave entender esto: no saber todavía también está bien. La duda es parte del camino, no un error.

 Consejos para decidir sin apurarte:

  1. Escuchate de verdad: Tomate momentos para pensar en lo que realmente querés, más allá de lo que esperan los demás.

  2. No elijas desde el miedo o la presión: Elegir para “cumplir con algo” o “no quedar atrás” te aleja de vos. Elegí desde el deseo, no desde el apuro.

  3. Permítete explorar: No hace falta definir todo ahora. Probá talleres, charlas, materias nuevas. A veces uno encuentra lo que busca cuando se anima a curiosear.

  4. Las decisiones no son definitivasPodés cambiar. Podés volver atrás. Podés empezar de nuevo. Eso no es fracasar, es crecer.

  5. Pedí ayuda, hablá con alguien: Preceptores, docentes, familia, amigos. No estás solo. A veces, hablarlo ordena las ideas.


Para futuros preceptores: acompañar sin presionar

Si vas a ser preceptor, vas a estar en contacto directo con adolescentes que están atravesando momentos decisivos. Y una de tus tareas más importantes va a ser ayudar sin apurar, escuchar sin imponer, contener sin juzgar.

  Tips para acompañar procesos con paciencia:

  1. No busques tener todas las respuestas: No sos consejero profesional. A veces, tu escucha tranquila vale más que una solución rápida.

  2. Validá la duda: Si un estudiante dice “no sé qué hacer”, no lo corrijas ni minimices. Acompañá. Ayudalo a ver que eso también es parte del camino.

  3. Fomentá la exploración: Invita a los estudiantes a probar cosas nuevas, a preguntarse, a investigar. A veces una charla dispara una vocación.

  4. Cuidá el tiempo emocional del otro: Hay decisiones que duelen, procesos que llevan más de lo que parece. No apures. No critiques. Sostené.

  5. Animá sin empujar: A veces un “vos podés tomarte tu tiempo” es más liberador que cualquier orientación formal.


 Reflexión final:

Apurarse a decidir puede llevar a caminos que no son nuestros. En cambio, cuando respetamos nuestros tiempos, nuestras dudas, nuestros cambios… empezamos a elegir de verdad.

Los procesos internos no se miden con el reloj. Se miden con honestidad, con escucha, con valentía para decir: "Todavía no estoy listo, pero me estoy conociendo."

Y eso, tanto para estudiantes como para futuros preceptores, es una enseñanza que vale toda la vida.













No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Higiene personal y del aula

  Higiene personal y del aula: un compromiso diario hola Buenas tardes Gente. hoy sábado les dejo una reflexión sobre un tema muy important...